lunes, 6 de marzo de 2006

CJC: de nuevo en Palma

Camilo José Cela, fabulador: entre la memòria i la mirada - Fundació Sa Nostra

Es deuda con nuestra formación visitar la exposición que ofrece estos días la Fundació Sa Nostra con material de la Fundación Camilo José Cela, Marqués de Iria Flavia. Interesa por su especial vínculo con Mallorca, pero sobre todo por ser un recorrido eficaz y muy completo por la vida y la obra del escritor de Padrón, probablemente el mejor novelista que dieron las letras españolas desde Cervantes.

De todos los personajes nacidos de su magín, ninguno es tan célebre como el que Cela fabricó a medida de su propia persona. Muchos hemos saboreado La colmena, que es desde tiempos casi inmemoriales lectura obligatoria en los planes de estudios de Secundaria; pero todos, sin excepción, recordamos las anécdotas televisivas, las boutades del marqués de Iria Flavia, los desplantes ante moros y cristianos. Si Cela fue un novelista leído, aún más fue un personaje público admirado y odiado con igual intensidad por unos y otros, más allá de la calidad de su obra. Sin pararnos mucho a pensar, nos viene a la memoria su célebre desprecio al Cervantes, según él un premio “suficientemente cubierto de mierda” hasta el momento en que sin duda se hizo justicia concediéndoselo. Recordamos el número alcarreño de la choferesa negra; la televisiva afirmación de poder absorber una determinada cantidad de líquido por vía anal con sólo la potencia de sus músculos o esfínteres; las acusaciones de plagio, nunca demostradas; o sus polémicas declaraciones sobre los homosexuales en el contexto del centenario de Lorca: no se puede decir que tuviera pelos en la lengua. Fue Carlos Casares quien propuso el modelo de Dalí para que comprendiésemos mejor el personaje de Cela: “en público se ha comportado como él ha creído conveniente para la difusión y venta de su obra”.

Sin alcanzar los extravagantes extremos del pintor de Cadaqués, a Cela se le ha criticado mucho que nunca adquiriese más compromiso que consigo mismo. Pero es preciso corregir: tenía un compromiso grave e inextricable con la palabra, en el que hasta sus más acérrimos detractores reconocerán que nunca cejó, y todo lo demás le daba perfectamente igual. No hablemos sólo de los reconocimientos públicos nacionales e internacionales: su capacidad de trabajo, su afán experimentador -aun ya octogenario-, la valiosa ironía, la ternura omnipresente en sus textos, una labor lexicográfica rigurosísima y el hecho de haber convertido primero a Mallorca y luego a Padrón en importantes focos de cultura nos indican que Cela era mucho más que el personaje que accedió a enredarse en el patio de Monipodio de los premios de alguna pujante editorial.

Hoy queda la obra. La familia de Pascual Duarte, la novela española más traducida después del Quijote, supone un hito en la historia de las literaturas hispánicas. Acerca de La colmena, ese admirable retablo de la posguerra española censurado por las autoridades franquistas, escribió Alonso Zamora Vicente que “no estaba en la mente de Cela [...] escribir un libelo acusatorio. Pero [...] la estructura política se reconoció, se vio asaeteada de reproches y echó por el camino de enmedio”. La colmena marca un antes y un después en la narrativa universal del siglo XX; es, pese al carácter conservador que se atribuyó a su autor, una denuncia desnuda e irresponsable, y es también un catálogo veraz de seres humanos, por no hablar del despliegue de recursos técnicos que ofrece al gusto.

El verdadero creador lo es incluso a su pesar. Cualquiera de los libros menores del gallego habría sido saludado como gran hallazgo en la pluma de otros autores. Martín de Riquer afirmó con toda razón que Cela renovó la lengua castellana. Cuando los siglos ejerzan su labor imprescindible e inevitable de criba, es muy probable que CJC, ya sin título de nobleza ni premio Nobel, despojado de anécdotas y polémicas, lejos de etiquetas vacías como realismo y tremendismo, siga engrosando el escogido número de los que por sus merecimientos habitan el Parnaso. Amb l'Art. Última Hora.

2 comentarios:

  1. Cela es, para mí, sin duda uno de los mayores escritores españoles del siglo; y no sólo por sus primeras y más conocidas novelas, ni mucho menos. El personaje público (del que sólo hay un responsable: él) le ha hecho daño al nombre del escritor, pero sólo quien no lo ha leído puede centrarse en aquél en lugar de asombrarse ante la genialidad de éste.
    Un abrazo.

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  2. Me ha gustado este artículo; un perfil de Cela muy interesante.

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